
Este año, el Jueves Santo ha sido especial, y es que era la primera vez que nuestra Agrupación viajaba a la provincia de Sevilla para acompañar a una hermandad en Semana Santa. Se trataba de la Hermandad de la Vera-Cruz de La Algaba.
Eran muchos los nervios contenidos que se atisbaban en el rostro de algunos componentes cuando nos íbamos acercando en este día tan lluvioso, pero como no podía ser de otra forma, al llegar a Sevilla, el cielo se fue despejando y nada más llegar pudimos comenzar el pasacalles previo al desfile procesional. Y claro, como no, tenían que escucharse los “Sones de Sol”.
Al término del pasacalles y mientras se acercaba el momento de la salida, pudimos comprobar lo emocionante que es la Semana Santa en la provincia sevillana. A pesar del gentío que se agolpaba a las puertas de la Iglesia de Santa María de las Nieves a la espera de la salida de la Hermandad de la Vera-Cruz, se hizo un silencio sólo roto por la voz del capataz que guiaba a los costaleros en la difícil maniobra de salida del paso a las calles algabeñas. Y comenzaron los sones de “Jesús del Prendimiento”, y ya, hasta el final, y a pesar de ser la primera vez que acompañábamos al Cristo de la Vera-Cruz, se volvió a crear la “magia” entre Agrupación y Costaleros. La emoción se iba transformando en admiración, al ver como el Cristo se paseaba por su Algaba al compás de marchas como “Caridad del Guadalquivir”, “Nazareno y Gitano”, “Alma de Dios”, “Madre y Sra. Santa Ana”, entre otras.
Indescriptibles las sensaciones percibidas en la capilla del Nazareno, preparado para salir en la madrugá algabeña. El Cristo de la Vera-Cruz saludó al son de las marchas “Amanecer en Triana”, “Triunfo de tu santa Cruz” y, cómo no, un clásico que no podía faltar: “La Saeta”.
Hasta que llegó el final, y cuando pensábamos que ya no podía haber nada más que nos pudiera sorprender de este día, nos quedamos encandilados al observar como el Cristo de la Vera-Cruz, se iba poco a poco poniendo de frente hacia nosotros, hasta que por fin, lo tuvimos cara a cara para poderle tocar “Costalero” y sólo pudimos despertar de aquel sueño cuando tras encerrarse el Cristo, comenzó a sonar un aplauso espontáneo a la vez que nos íbamos alejando de la Iglesia de Santa María de las Nieves. Este momento es uno de los más emotivos que hemos podido vivir en esta Semana Santa.
Desde aquí, solo queremos dar las gracias a la Hermandad de la Vera-Cruz por confiar en nosotros, a los costaleros por este hecho que jamás podremos olvidar, y en definitiva, a todo el pueblo de la Algaba por tanto cariño que nos mostró desde nuestra llegada y más si cabe cuando se enteraban que éramos de Jaén y no de Sevilla.
Texto: Javier Hinojosa.