Llegan las 8. Después del acto de las 7 palabras que antecede todos los años a la salida, y en el que la Agrupación también participa, un corneta pica el "Himno Nacional". Tras éste, empiezan a escucharse las distintas marchas de nuestro repertorio, una tras otra, sin importar el tipo de calle o la afluencia de público. Es nuestra manera particular de rezarle al Cristo de la Salud.
Y es que en este día, no hay cansancio, no hay heridas en los labios, no hay dolor de pies, ni de espalda… la música surge poco a poco por sí sóla, como siempre, acompañando al Cristo por las calles de los arrabales de la Mota, por nuestro barrio.
Llega el encuentro con la Virgen de las Angustias y después unos emocionantes momentos en los que suena el "Himno Nacional", el Cristo se despide de su Madre Angustias al compás de “Caridad del Guadalquivir”.
Y así, siguen sonando todas nuestras marchas: “Salud”, “Sangre en tus Clavos”, “Nazareno y Gitano”, “Amanecer en Triana”, etc... hasta que llegamos al Llanillo, uno de los momentos más emocionantes del Viernes Santo. El Cristo llega al Convento de la Encarnación (Dominicas), momento en el que los costaleros comienzan a dar una vuelta para que todos podamos contemplar la gran belleza de nuestro Cristo de la Salud, entre ellos, las Reverendas Madres Dominicas, Monjas de clausura que profesan un gran sentimiento hacia el Cristo de la Salud.
Llega el encuentro con la Virgen de las Angustias y después unos emocionantes momentos en los que suena el "Himno Nacional", el Cristo se despide de su Madre Angustias al compás de “Caridad del Guadalquivir”.
Y así, siguen sonando todas nuestras marchas: “Salud”, “Sangre en tus Clavos”, “Nazareno y Gitano”, “Amanecer en Triana”, etc... hasta que llegamos al Llanillo, uno de los momentos más emocionantes del Viernes Santo. El Cristo llega al Convento de la Encarnación (Dominicas), momento en el que los costaleros comienzan a dar una vuelta para que todos podamos contemplar la gran belleza de nuestro Cristo de la Salud, entre ellos, las Reverendas Madres Dominicas, Monjas de clausura que profesan un gran sentimiento hacia el Cristo de la Salud.
Y mientras, interpretamos "Vía Crucis en el Arrabal", marcha fúnebre que acompaña perfectamente a la solemne imagen de nuestro Cristo, y que logra emocionarnos. Tras ella, siguen sonando sin descanso distintas marchas como “El Cristo de los Faroles”, “Reo de Muerte”, etc... mientras nos vamos alejando poco a poco de vuelta al barrio: Calle Real, Calle Rosario, para volver a San Juan.
Tras el último "Himno Nacional" de la Semana Santa, llega el momento del desamblaje del Cristo, toda la placeta de San Juan se estremece mientras los costaleros van bajándolo de su trono, con el que ha procesionado, hasta que vuelve a entrar en su casa, la Iglesia de San Juan.
No sé cuántas marchas habrán sonado, los días que habremos ensayado, los kilómetros que habremos recorrido en Semana Santa, pero no me importan porque he tocado para Ti.
Un año más, gracias por hacer que sigamos creciendo como Agrupación, sin duda es por Tu ayuda por la que siempre seguimos adelante, y como no puede ser de otra forma, ya estamos pensando en el momento en el que al atardecer del Viernes Santo de 2009, y mientras llegamos a la placeta de San Juan, volvamos a estremecernos al verte preparado y engalanado con claveles color rojo sangre.
¡Viva el Cristo de la Salud!
Texto: Javier Hinojosa.
Imágenes: Javier Pérez, Marino Aguilera y Juanma Marchal.
2 comentarios:
IMPRESIONANTE!!!! vaya pellizco que nos da. Nostalgia de no volver a esos momentos y poderlo vivir todo de nuevo. Un gran abrazo para toda la hermandad. Para los compañeros de toda la banda que son ante todo excelentes personas y amigos. Vamos todos juntos a poder seguir así y a crecer dia a dia. Un abrazo
Esperando el viernes santo estamos todos....
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